Uno de los temas más relevantes en la nutrición infantil actual es el tamaño de las porciones que los padres sirven a sus hijos. En una época donde la obesidad infantil está en aumento, entender cómo se toman estas decisiones en el hogar se ha vuelto crucial. Un estudio realizado por el Nutrition Innovation Centre for Food and Health (NICHE) en el Reino Unido explora profundamente los factores que influyen en estas decisiones y los desafíos que enfrentan los padres.
El hogar es el primer entorno en el que los niños aprenden sobre alimentación, y las porciones que se les ofrecen desde pequeños pueden moldear sus hábitos alimentarios a largo plazo. Desde los tres años, los niños comienzan a ser influenciados por su entorno externo, pero la base de sus preferencias se establece en casa. Sin embargo, a pesar de su importancia, existen pocas investigaciones centradas en cómo se decide el tamaño de las porciones en el entorno doméstico.
Según el estudio, muchos padres deciden las porciones basándose en su propia experiencia: cuánto se sirven ellos mismos, lo que creen que su hijo necesita o en señales como el apetito del niño. Esta toma de decisiones es muchas veces automática, sin una reflexión consciente, y puede estar influenciada por hábitos adquiridos, experiencias de la infancia, o incluso por otros miembros del hogar.
Por ejemplo, es común que los padres sirvan la misma cantidad de comida a todos sus hijos, sin tener en cuenta sus edades o necesidades individuales. También se ha observado que los abuelos y las parejas pueden desempeñar un rol importante, a veces ofreciendo porciones más grandes o más indulgentes, especialmente con alimentos altos en calorías como golosinas.
El estado nutricional del niño también influye en las decisiones de los padres. Aquellos con hijos con sobrepeso tienden a ser más restrictivos o cuidadosos con las porciones. Sin embargo, muchos padres no saben cómo abordar este tema sin generar ansiedad o preocupación en sus hijos. Además, existe una falta de conocimiento generalizada sobre cómo identificar si un niño tiene sobrepeso, lo que dificulta aún más una acción preventiva adecuada.
A pesar de estos retos, los padres han desarrollado varias estrategias prácticas para controlar las porciones:
Uso de empaques individuales: Muchos padres utilizan snacks en paquetes pequeños como guía para evitar servir de más.
Modelado del comportamiento: Comer junto a los hijos y dar el ejemplo con porciones adecuadas puede influenciar positivamente sus hábitos.
Guías visuales: Algunos padres recurren a platos con divisiones, cucharas medidoras, o incluso el tamaño de su mano para estimar porciones adecuadas.
Autonomía guiada: Permitir que el niño participe en la elección y el servido de su comida puede mejorar su autorregulación del apetito y reducir los conflictos a la hora de comer.
Uno de los principales obstáculos identificados en el estudio es la falta de conocimiento sobre las recomendaciones oficiales de porciones para niños. Muchos padres no conocen estas guías, no han recibido orientación al respecto, o sienten que no necesitan buscarla. Además, los llamados "comedores quisquillosos" o "picky eaters" representan un desafío adicional, ya que los padres suelen adaptar porciones y menús, lo cual puede generar frustración, pérdida de tiempo y desperdicio de alimentos.
Oportunidades para mejorar
El estudio resalta la necesidad urgente de incluir guías claras y accesibles sobre porciones infantiles dentro de las políticas nacionales de alimentación saludable. Estas deberían ser promovidas a través de canales de confianza como redes sociales, escuelas, centros de salud y grupos de padres. Las intervenciones basadas en la comunidad o en el hogar, especialmente aquellas que incluyen seguimiento posterior, han demostrado ser efectivas para mejorar el conocimiento y la práctica sobre el tamaño de las porciones.
La manera en que los padres deciden las porciones de comida para sus hijos es compleja y multifactorial. Aunque hay una intención general de promover hábitos saludables, muchas veces las decisiones se basan en intuiciones, hábitos adquiridos o presión social. La implementación de estrategias sencillas y efectivas, junto con una mejor educación nutricional, puede ser clave para fomentar una alimentación más adecuada en la infancia y prevenir la obesidad desde el hogar.
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